Los miomas o fibromas son pequeños tumores benignos que se desarrollan en las paredes del útero. Suelen aparecer varios a la vez y están compuestos de tejido muscular y fibroso, el cual se adhiere a las paredes interiores del útero. Las causas tienen que ver con desajuste hormonal, y concretamente con un nivel alto de estrógenos. Esto da lugar al crecimiento anormal de un grupo de células de la pared uterina. De ahí que sean más frecuentes en las mujeres embarazadas y que remitan en la menopausia.
La localización es variada y pueden estar en la superficie del útero, en el grosor de su pared o en el interior del útero; aunque existen combinaciones. Los tamaños pueden ser muy variados y son desde muy pequeños hasta tamaños que abarcan toda la pelvis y parte baja del abdomen.
Es muy frecuente el que se formen miomas -fibromas-, especialmente a partir de los 30 años. De hecho, 4 de cada 10 mujeres mayores de 35 años los tienen.
La edad en la cual más frecuentemente se presentan es entre los 30 y los 40 años de edad, pero en verdad se pueden presentar en cualquier momento. Su presencia va a depender sobre todo a la presencia de hormonas femeninas (estradiol), por lo que es difícil encontrarlos en la adolescencia o en la postmenopausia, en cambio no es raro observar que aumenten durante el embarazo.
La gran mayoría de estas mujeres no tienen ningún problema por padecerlos. Ahora bien los miomas pueden ocasionar problemas dependiendo de su tamaño, localización o número.
Síntomas
En muchos casos, los miomas no producen ningún tipo de síntomas. Si bien en algunos casos hacen que la regla sea mucho más abundante. A veces producen imprevistos sangrados a lo largo del ciclo. Si alcanzan un tamaño importante pueden producir molestias en la vejiga. Los síntomas más comunes son:
- Cambios en el sangrado menstrual
- Mayor cantidad
- Mayor duración
- Dolor a la menstruación
- Sangrado en momentos no menstruales
- Anemia
- Dolor
- Pelvis o parte baja de la espalda
- Dispareunia (dolor a la relación sexual)
- Opresión
- Dificultad para iniciar micción, orinar frecuentemente en pequeñas cantidades
- Estreñimiento o/y opresión rectal
- Fertilidad
- Esterilidad
- Perdidas fetales
La gran mayoría de las mujeres presentan distintas combinaciones de estas molestias.
El diagnóstico
Al igual que otros problemas asintomáticos -cánceres ginecológicos, infecciones vaginales, etc.-, los miomas se detectan en las revisiones giencológicas. Concretamente a través de la ecografía. El diagnóstico se realiza por medio de la historia clínica y se puede corroborar con estudios como la ecografía, histerosalpingografia, laparoscopia e histeroscopia. De ahí la importancia de hacernos revisiones ginecológicas periódicas.
El tratamiento de los miomas
El tratamiento va a depender de los antecedentes de cada paciente y de los síntomas de cada una de ellas. Pero en general se considera que deben de recibir tratamiento siempre y cuando presente hemorragia menstrual abundante o continua, o cuando se asocian a otro tumor (por ejemplo de ovario), crecimiento rápido, dolor pélvico o problemas de fertilidad. También cuando el tamaño del mioma-tumor sea grande y produzca molestias severas.
El tratamiento consiste en remover el o los tumores, y esto se puede realizar de dos formas miomectomía o histerectomía. Antes de la cirugía ciertas mujeres pueden requerir de un tratamiento farmacológico para disminuir el tamaño de los miomas.
a) Miomectomía: Consiste en retirar únicamente los tumores sin quitar el útero. Esto se puede realizar por medio de laparoscopia, histeroscopia o laparotomía (cirugía que se realiza abriendo la pared abdominal).
b) Histerectomía: Esta consiste en retirar el útero, incluyendo los miomas. También se puede realizar por laparoscopia o laparotomía.
En el caso de que exista embarazo y miomatosis uterina, en general no va a causar problemas ni a la madre ni a su bebé. Lo que sí se presenta en general es un aumento del tamaño de los tumores o miomas por el estado hormonal en el cual se encuentra. En el caso de dar problemas pueden ocasionar, pérdidas fetales, paros pretérminos o presentaciones anormales (que el bebé no se coloque de cabeza al final), y por lo tanto la necesidad de realizar una cesárea. En más raras ocasiones los miomas también pueden obstruir la salida del útero y no permitir la salida del bebé. En estos casos también es necesaria la realización de una cesárea. La otra complicación que se puede presentar es que después del nacimiento haya un sangrado uterino importante, lo cual es una verdadera urgencia y que puede necesitar la extirpación del útero en ese momento.
La ecografía y los miomas
La ecografía realizada a intervalos periódicos permite evaluar el desarrollo y crecimiento de los miomas. Solamente cuando producen reglas excesivas, que no se corrigen con medicación o te producen anemia, o comprimen órganos cercanos -vejiga, recto, etc.- habrá que operarlos. Siempre que se coja a tiempo, se extirpan únicamente los miomas, conservando el útero. De ahí que sea tan importante el hacerse cada año una revisión ginecológica completa, es decir, con ecografía.
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