En la lucha contra el cáncer de mama es fundamental la detección precoz de la enfermedad. Por ese motivo es muy importante tu participación, ya que dedicando un poco de tiempo regularmente al cuidado de tus pechos, se podrá detectar a tiempo cualquier problema que pudiera aparecer.
Debes vigilar periódicamente el aspecto, tamaño y forma de tus pechos, así como la posible aparición de bultos. De esta manera, cualquier alteración se podrá detectar a tiempo.
El cáncer de mama puede suceder a cualquier mujer. De hecho 1 de cada 9 mujeres que nacen padecerá esta enfermedad. Aunque 4 de cada 5 mujeres que padecen de cáncer mamario no tienen antecedentes familiares de esta enfermedad, las probabilidades de padecerlo aumentan si ya lo has padecido, si tu madre, hermana o hija lo han padecido, o si tienes más de 50 años de edad.
Los métodos más efectivos para la detección precoz del cáncer mamario son el autoexamen y la mamografía.
A partir de los 20 años, toda mujer debe autoexaminarse las mamas regularmente, después del período menstrual. Si ya no tienes período, debes de hacerlo de forma periódica, por ejemplo, mensualmente.
Una vez al año, como mínimo debes visitar a tu ginecóloga para un exhaustivo control médico.
Cuando te hacemos una revisión ginecológica abordamos tres cosas: la historia, la exploración y la citología. Con la historia tratamos de detectar indicios que adviertan de una mayor probabilidad de cáncer de mama en cada mujer. Con la exploración tratamos de detectar -mediante el aspecto y el tacto- cualquier posible alteración ya en curso. Y al mirarte los pechos, tratamos de observar cualquier posible cambio en su aspecto, y palpar cualquier pequeño bulto anormal que nos alerte sobre un incipiente proceso tumoral. Si en la palpación se aprecia alguna irregularidad, hay que hacerte bien una ecografía o una mamografía a fin de tener datos más concluyentes sobre forma, tamaño, aspecto y ubicación de cualquier bulto sospechoso. Esta es la mejor manera de detectar el cáncer de mama en fases iniciales, llegando a detectar tumores de apenas 5 mm de diámetro, lo cual supone adelantarse unos tres años al momento en que el tumor es ya palpable. De ahí las enormes ventajas de estas revisiones preventivas.
La Ecografía de mama sirve para estudiar las mamas bilateralmente en toda su extensión. Se recomienda su realización para detectar nódulos mamarios en mujeres de cualquier edad. Distingue los tumores sólidos de los quísticos, a través de las características ecosonográficas de cada uno de ellos. Además se utiliza como guía para punciones eco-dirigidas ante la sospecha de cáncer de mama.
La ecografía permite el estudio diferencial de nódulos o tumores que se palpan en la exploración clínica, que se visualizan en la mamografía, o que eventualmente han sido detectados en estudios de control.
La mamografía nos informa si hay alguna lesión de tipo benigna o maligna. En el caso de tratarse de un nódulo mamográficamente de aspecto benigno, la ecografía nos permite conocer su contenido para saber si es sólido (fibroadenoma) o líquido (quiste). También es útil para dirigir la punción de un nódulo, y obtener células para el estudio patológico del mismo o para la aspiración de un quiste, para drenarlo y también enviar su contenido para estudio citopatológico.
Si se trata de tumores malignos, la ecografía nos ofrece importante información complementaria para su diagnóstico.
Hoy en día aún no tenemos un conocimiento exhaustivo de sus causas y de los factores de riesgo, de modo que no sabemos cómo prevenirlo. Pero lo que sí sabemos es que el diagnóstico precoz es el arma más importante con que contamos contra el cáncer de mama. Son muchos los tumores que se detectan en revisiones rutinarias, con la ventaja que ello supone.
Cuando la mamografía detecta la presencia de un bulto extraño, el siguiente paso es realizar una pequeña biopsia para determinar la benignidad o malignidad del tumor. Luego, las medidas terapéuticas a tomar dependerán del resultado de cada caso. En un 95 % de los casos, se trata de tumores benignos, que una vez extirpados, no hay motivo alguno de preocupación.
En los últimos 10-15 años se han abierto nuevas vías terapéuticas de cara al tratamiento de los tumores malignos. En los casos en que el tumor está ya muy extendido, hay que proceder a la extirpación del pecho, pero se ha comprobado que en fases más tempranas, cuando todavía los ganglios de la axila aún no están afectados y el tumor no sobrepasa de 4 cm de diámetro, y el cirujano pueda extirparlo con al menos 1 cm de tejido sano a su alrededor, puede conservarse la mayor parte del pecho. De donde -una vez más- se deduce la ventaja de su detección precoz.
Es tan importante coger las cosas a tiempo, que a continuación te proponemos una sencilla manera de aprender cómo palparte tú misma los pechos. Para que en el caso de que observes cualquier cambio -por pequeño que sea- en tus pechos, nos los comentes lo antes posible. Y así poder explorarte de inmediato, hacerte las pruebas que sean necesarias y actuar con prontitud si fuera necesario.
Cómo explorarte tú misma
La exploración que se lleva a cabo en las revisiones ginecológicas contribuye de manera muy eficaz a la detección precoz del cáncer de mama. Pero también es bueno que aprendas tú misma a palparte los pechos.
Una importante manera de prevención y de coger las cosas a tiempo es que aprendas tú misma a palparte los pechos. No se trata de vivir con una obsesión permanente. Se trata, simplemente, de aprender un gesto preventivo.
El conocimiento adquirido pone en nuestras manos la posibilidad de realizar periódicamente pequeños gestos rutinarios -sin obsesiones- que nos sirven para advertirnos de posibles cambios en el aspecto o textura de los pechos.
La exploración ha de iniciarse a partir de los 20 años y hacerla una vez al mes, siempre en el mismo momento del ciclo, ya que suele haber pequeñas diferencias según el momento del período menstrual. El momento más adecuado es unos días después de la regla. Porque el pecho está más blando y es más fácil palparlo.
Las primeras veces te puedes sentir un poco rara y te invadirán mil dudas, pero a medida que lo vayas repitiendo y conozcas mejor tu cuerpo, la exploración de tus pechos se convertirá en un gesto rutinario.
La exploración abarca dos cosas igualmente importantes: la observación y la palpación. Lo más importante es observar posibles cambios. Porque todo el mundo tiene un pecho o un pezón más grande que el otro, o simplemente distinto. Lo importante es observar si se producen cambios.
OBSERVACIÓN: ponte delante del espejo y observa si ha habido algún cambio en tus pechos (tamaño, color, aspecto). Primero con los brazos caídos, luego levantados, y por último uniendo las manos y haciendo fuerza hacia afuera.
Observa la piel, por si presenta alguna ulceración, eczema, etc.
Observa asimismo si aparece alguna secreción anormal al presionar en los pezones, o algún otro cambio en esta zona, ya que la tercera parte de tumores malignos se acompañan de secreciones por el pezón, especialmente cuando la secreción no es lechosa o acuosa, sino espesa y sanguinolenta.
PALPACIÓN: debes realizarla acostada porque en esta posición los músculos están relajados y facilitan la palpación. Túmbate y apoya la cabeza encima de la mano izquierda, y con la otra palpa despacio tanto el pecho izquierdo como el pezón, para comprobar si hay algún bulto extraño. Pálpalo sin prisa y todo el pecho. ¡Ojo!, se trata de detectar bultos anormales. Es que hay no pocas mujeres que tienen un tipo de pechos, llamados fibroquísticos, con infinidad de nódulos no tumorales. Eso es un tipo de pecho, eso no es un cáncer. Después de palpar el pecho y el pezón, explora detenidamente las axilas. Luego palpa el pecho derecho con la mano izquierda.
Si vas a examinar la mama derecha primero, debes colocar una pequeña almohada bajo el hombro derecho, a su vez el brazo de este lado debes elevarlo y situarlo detrás de la cabeza a nivel de la boca.
Después, con los tres dedos centrales juntos y planos de la mano izquierda, realiza movimientos concéntricos o espirales alrededor de la mama presionando suave pero firme con la yema de los dedos y efectuando movimientos circulares en cada punto palpado, desde la periferia de la mama hasta el pezón, y en el sentido de las agujas del reloj.
Luego realiza movimientos verticales. Para ello desplaza la mano para arriba y para abajo, cubriendo toda la mama.
Después realiza los movimientos de cuadrantes, en los cuales la mano se desplaza desde el pezón a la periferia de la mama y se regresa, hasta cubrir todo el seno.
En la misma posición debes palpar la axila correspondiente a la mama que estás explorando, para descartar la aparición de bultos. Para ello desplaza la mano a lo largo de toda la axila realizando movimientos circulares de la mano en cada posición, la presión que has de ejercer con los dedos debe ser levemente mayor que en el caso anterior.
En la misma posición debes realizar la palpación de la aureola y del pezón, presionando el pezón entre los dedos pulgar e índice. Observa si al presionar existe algún tipo de secreción. También levanta el pezón junto a la aureola para comprobar si existe buena movilidad o adherencia.
Si observas nódulos, cualquier secreción proveniente del pezón u observas alguna alteración de la piel de la mama o el pezón, no te asustes porque puede ser una alteración benigna, sin embargo debes acudir inmediatamente a ASKABIDE para que te estudiemos, te orientemos sobre que acciones tomar y disipemos tus dudas.
Sólo el 20% de las mujeres se realizan el autoexamen de los senos. Cambiemos esta estadística.
Date prisa
Si detectas algún cambio de tamaño o de coloración, algún bulto en el pecho o en la axila, algún líquido en el pezón, algo que te parezca anormal o al menos distinto a meses anteriores, acude de inmediato a consultárnoslo, aunque no te duela en absoluto y aunque dudes de si lo que has observado será normal. Es muy probable que se trate de una falsa alarma, o incluso de un pequeño tumor benigno, pero no hay que olvidar las ventajas de una detección precoz si es que se tratase de otra cosa.
Se trata de palparse y consultar las dudas. Es importante desarrollar hábitos preventivos -revisiones, autoexploración- que redunden en una mayor calidad de vida.
Si gracias a la exploración has observado en tus pechos algún cambio que te preocupa o si te ha parecido palpar algún pequeño bulto que hasta ahora no habías detectado, puedes ponerte en contacto con nosotras o acercarte a la Clínica Askabide, donde te atenderemos inmediatamente y te ayudaremos. Llevamos 30 años haciéndolo.