El parche anticonceptivo es una pequeña banda adhesiva que se debe colocar en el brazo, espalda o nalgas. No se despega con el agua, así que no te preocupes por eso.
Actúa igual que la píldora anticonceptiva pero con un formato diferente. Se utilizan 3 parches al mes, el primer día de la menstruación se colocará el primero, a los 7 días se cambia por un segundo parche y a los 7 días siguientes por el tercer parche anticonceptivo. La cuarta semana es de descanso al igual que con la píldora.
Es aconsejable que se cambie el parche anticonceptivo el mismo día de la semana, es decir, si el primer parche se pone un lunes, hay que cambiarlo el lunes de la semana siguiente, y así, sucesivamente.
Una de las grandes ventajas del parche anticonceptivo es que no requiere de la disciplina diaria de acordarse de que tiene que tomarse una pastilla anticonceptivas, de la misma manera que no corre el riesgo de perder su eficacia si en un momento dado sufres vómitos o diarreas.
El parche anticonceptivo además de protegernos frente a un embarazo no deseado, sirve para regular la menstruación, pero no sirve para protegernos de las enfermedades de transmisión sexual.
Para protegernos de las ETS tendríamos que combinarlo con un condón.
En el caso de que sufrieras un retraso en el cambio del parche anticonceptivo, tienes un margen de seguridad de 48 horas para ponerte el siguiente parche.
Si deseas más información sobre el Parche anticonceptivo o quieres usarlo con método anticonceptivo, puedes ponerte en contacto con nosotros o acercarte a la Clínica Askabide, para pedir cita y ayudarte lo antes posible. Llevamos más de 30 años ayudando a nuestros pacientes.